Hacer el Camino de Santiago es una buena oportunidad para cuestionarse y evolucionar. En esta aventura, hay muchas oportunidades para ir más allá de tus límites, pero aún necesitas conocerlas bien.
Se tratará de salir de tu zona de confort todos los días, hacer cosas que nunca has hecho, conocer gente que probablemente nunca conocerías.
Al final de cada etapa, la satisfacción es grande: todos estos kilómetros recorridos permiten revalorizarse, fortalecer la confianza en uno mismo y dejarse llevar mejor por la providencia y la magia del camino.
Caminar hacia Santiago de Compostela implica entonces para todos la superación de uno mismo, es decir, probar lo que hasta entonces creíamos imposible: para unos, esto corresponde a una caminata diaria de 15 a 29 km, para otros de 30 a 40 km. Independientemente de la distancia, lo que importa es la máxima intensidad de esfuerzo específico de cada persona.
Para alcanzar este límite crítico, por lo tanto, no se debe tener miedo al fracaso. Para liberarse de toda la presión, probablemente sea mejor no reservar alojamiento con anticipación y no establecer ningún objetivo, simplemente dejándose guiar por los signos del destino.
Es importante confiar en nuestra intuición del día a día y sobre todo escuchar los mensajes que nos envía nuestro cuerpo y nuestro corazón. Es la forma más segura de avanzar, de forma lenta pero segura.
La mayoría de los peregrinos que han llegado a Santiago de Compostela te lo dirán. Entendieron que finalmente “el camino era el destino” y que sobre todo debemos tomarnos el tiempo para recorrerlo, aunque signifique hacer algunos desvíos y descansos antes de que termine esta hermosa escapada.
Sobre todo, necesitará saber aprovechar la lentitud que ofrece el senderismo de larga distancia. Es urgente que te tomes tu tiempo y disfrutes de los paisajes circundantes, pero también que te intereses por ti mismo a través de la práctica de la introspección.
Es una oportunidad para ti, lejos del ajetreo y el movimiento perpetuo de las ciudades, de disfrutar realmente de la vida a tu propio ritmo y sobre todo sin sentirte culpable.
Caminar durante varios días al aire libre son momentos preciosos de atención plena que quedarán grabados para siempre en tu memoria y tu conciencia, que nadie podrá arrebatarte jamás.
Nuestra libertad es nuestra mayor riqueza.
Buen camino !!!
Lionel de Compostelle
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